En los largos coloquios que sostuve con él en 1980 y 1981, don Mario Marini, que todavía no era prelado, me explicó que por detrás del organigrama oficial del Vaticano se escondía un directorio oculto al frente del cual se encontraba monseñor Achille Silvestrini, al cual él llamaba el Richelieu del Vaticano, en alusión al cardenal Secretario de Estado de Luis XIII Armand du Plessis du Richelieu (1585-1642), que pasó a la historia por sus astutas intrigas.